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Vincent Van Gogh, al igual que Cézanne, también se dejó seducir por la Provenza, en su caso la fuente de inspiración fue la ciudad de Arles, en la que se instaló en 1888, buscando el color y la luz que vio en artistas japoneses. Consideraba la naturaleza del sur de Francia tan extraordinariamente bella, que afirmaba que no podía pintarla tan bella como era, y que lo absorbía tanto, que sólo podiá dejarse llevar sin regla alguna. En ese momento comienza un periodo intenso y muy fecundo: realizará más de 300 obras en 15 meses, entre las que se encuentran algunas de las más conocidas, como “Los Girasoles”, “Café la Nuit”, “La Silla de Van Gogh” o “la Casa Amarilla”.
En la foto: “El Puente Langlois” conocido como Puente Van Gogh es un ejemplo de una serie de cuadros que el pintor impresionista realizó sobre el tema de este puente situado en el canal que va de Arles a Port-de-Bouc, que tanto le recordaba a su Holanda natal.
El Café la Nuit
Uno de los más famosos cuadros de Vincent Van Gogh.
A Van Gogh también le fascinaba la ciudad de Arles por la noche, y la conocía muy bien: los cafés, los cabarets,…Una noche de septiembre de 1888 se le ocurre retratar el café de la Plaza del Forum, bajo un cielo estrellado, que actualmente pueden visitar, ya que ha sido restaurado en honor al artista.
Antaño llamada "Plaza de los hombres", debido a que en ella se congregaban los jornaleros cada mañana, la plaza del Foro, a pesar de su nombre, no ocupa el emplazamiento del antiguo foro romano. A la sombra de los plátanos puede verse una estatua de Frédéric Mistral y, justo detrás, en la fachada del legendario hotel Nord-Pinus, dos columnas corintias que formaron parte de la fachada de un templo del s. II. En verano la animación está garantizada gracias a las terrazas de los diferentes locales.
Edificado a finales del s. I, el anfiteatro de Arlés sería transformado en fortaleza durante los ss. V y VI, y más tarde se convertiría en una auténtica "ciudad dentro de la ciudad". Con capacidad para albergar hasta 21.000 espectadores, su eje mayor mide 136 m de largo y el menor 107 m. Separada de las gradas por un muro, la arena (69 x 40 m) estaba cubierta con un suelo de tablas bajo el que se encontraban toda la maquinaria y las jaulas de las fieras. Hoy se celebran aquí corridas de toros, corridas camarguesas y espectáculos de variedades.
El Ayuntamiento se reconstruyó en 1675 con planos de Hardouin-Mansart, pero el arquitecto arlesiano Peytret conservó del edificio anterior la Torre del Reloj, inspirada en el mausoleo Plateau des Antiques de Saint-Rémy. En el vestíbulo destaca la bóveda casi plana, una obra maestra que provocó admiración en su época.
La construcción de la iglesia de San Trófimo empezó hacia el año 1100. En torno a 1180 se le añadió la magnífica portada esculpida, preciosa muestra de románico meridional tardío. En el interior sorprenden la altura de la nave central y la estrechez de las naves laterales, así como la sobriedad de la nave, que contrasta con las nervaduras y molduras del presbiterio gótico. No deje de ver los sarcófagos del s. IV y la preciosa Anunciación de Finsonius (brazo izquierdo del crucero).
La decoración de este claustro (ss. XII-XIV) está constituida por hermosas esculturas, en particular las de los capiteles y las de los magníficos pilares angulares de la galería norte (entrando a la izquierda). Los de la galería este, a lo largo del comedor, evocan la vida de Cristo, los de la galería sur, la de san Trófimo. Por su parte, la galería oeste presenta temas provenzales como santa Marta y la tarasca. Desde la galería sur se descubren el claustro, la sala capitular, la nave de la iglesia y su robusto campanario.
Nos encontramos en la parte invisible del foro romano: una especificidad arlesiana es que la plaza principal de la colonia romana tenía cimientos. Estos "criptopórticos" han conseguido llegar hasta nosotros, mientras que el foro ha prácticamente desaparecido. Esta doble galería subterránea con forma de herradura (s. I a.C.) posee dos pasillos abovedados, separados por una hilera de robustos pilares y varios tragaluces que dejaban entrar la luz del sol.
Desde la época galorromana hasta finales de la Edad Media, los Alyscamps o Campos Elíseos fueron una de las necrópolis más prestigiosas de Occidente. Su momento de máximo esplendor llegó con la cristianización de la necrópolis, en torno a las reliquias de san Trófimo y la tumba de san Genès. El declive llegó cuando las reliquias de san Trófimo se trasladaron a la catedral en 1152. Los señores desmontaron la necrópolis para regalar a sus invitados de honor sarcófagos labrados mientras que los monjes utilizaron las lápidas para construir conventos.
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